14/04/2018

II – Concluciones Generales

Después de analizar las conclusiones extraídas del análisis D.A.F.O. y del proceso de participación pública, se ha creído conveniente resumir en unas pocas páginas algunas reflexiones sobre la situación actual de la comarca, a tres niveles: ámbito territorial, sistema productivo y ámbito laboral.

En lo que respecta al ámbito territorial y sus recursos, la Marina Alta se caracteriza por poseer un entorno paisajístico envidiable con un potencial al que pocos territorios pueden optar. Cuenta con 66 espacios naturales protegidos -4 parques naturales entre ellos- repartidos entre sus 759 km2 de superficie. Esto, unido al clima del que goza todo el año, su ubicación estratégica, la amplia oferta en Bienes de Interés Cultural y monumentos arquitectónicos, y a que aúna 33 km. de playas con formaciones montañosas en muy poco espacio, le otorga una posición turística excelente frente a sus competidores.

Dispone de una variedad de productos agroalimentarios autóctonos –como la uva moscatell, cerezas, arroz Bomba, …- de una enorme calidad, así como, una gastronomía reconocida a nivel internacional con presencia de varias Estrellas Michelin entre sus numerosos restaurantes, no sin razón la Unesco ha otorgado a Dénia y La Marina Alta el importante título de Ciudad Creativa de la Gastronomía (sólo hay 116 ciudades en el mundo que lo poseen).

Sin embargo, las infraestructuras de transporte que tiene la comarca son muy deficientes y ralentizan el crecimiento del potencial de la comarca. Llegar hasta la Marina Alta resulta caro, tanto en términos económicos como de tiempo; la ausencia de acceso vía ferroviaria y el hecho que la única vía rápida de llegada por carretera sea de pago, dificulta el flujo de visitantes y la expansión de la actividad económica de la comarca.

Dentro de la comarca tampoco mejora, ya que, si a la especial orografía le sumamos el claramente insuficiente transporte público entre los municipios, nos encontramos que desplazarse por el territorio supone un verdadero esfuerzo – ya sea por motivos laborales, formativos, sanitarios, lúdicos, …- y no ayuda al grado de cohesión comarcal tan necesario para el desarrollo sostenible de la zona.

El capital humano de la Marina Alta está marcado por dos factores que destacan sobre el resto. Uno de ellos es el alto porcentaje de residentes foráneos –sobre todo, ingleses y alemanes-que hay en la comarca, 1 de cada 3 habitantes de la Marina Alta es extranjero, ratio muy por encima del de la provincia de Alicante (18%) o el de la Comunidad Valenciana (13%).

El otro aspecto destacable es el envejecimiento progresivo de la población, con una media de 44,70 años, por encima de la media provincial, autonómica y nacional. Este factor se acentúa en el interior de la comarca, donde la media de edad alcanza los 51 años, y es que es en esta zona donde se observa una tendencia preocupante a la despoblación, un problema grave en determinados municipios donde hay que poner el foco de atención.

Con todo esto, podemos concluir que en la Marina Alta los recursos paisajísticos deben ser aprovechados, a la vez, que conservados en aras de un desarrollo sostenible del territorio que favorezca la aparición de actividades económicas que atraiga el asentamiento de familias, sobre todo, en el área interior.

Este desarrollo sostenible junto con las mejoras en las infraestructuras tanto convencionales como digitales, ayudarán al progreso global de la comarca.

En lo que respecta al sistema productivo en la comarca, desde los años 60 se ha ido creando una actividad económica relacionada con el turismo que ha generado un sector turístico consolidado y experimentado, como es a día de hoy, sobre todo en el segmento de sol y playa. Actualmente, el sistema productivo está muy orientado –y descompensado- hacia actividades relacionadas con este turismo de sol y playa, dejando a la industria y a la agricultura en un segundo plano.

Si analizamos los 3 sectores productivos por separado y, centrándonos primero en el sector terciario, podemos observar que está fuertemente marcado por la actividad turística y el comercio, focalizándose en la franja litoral y pre-litoral de la comarca. Como punto fuerte destaca el hecho que se trata de un modelo turístico consolidado y diferencial frente a otros destinos cercanos competidores, el turista percibe una calidad en los productos y servicios excelente, así como, de disponer de una amplia oferta cultural, recreativa, gastronómica, … orientada al visitante. Sin embargo, se trata de un modelo turístico infrautilizado ya que la actividad se concentra sólo en una parte del territorio, utilizando sólo los recursos que existen en esa parte del territorio. El modelo de sol y playa tiene un crecimiento limitado y es estacional con lo que es primordial aprovechar todo el potencial que ofrece el resto del territorio para complementar el actual modelo turístico. Este es un punto clave a mejorar de cara a conseguir un desarrollo sostenible de la economía de la Marina Alta.

El sector industrial, aunque poderoso en la mitad del siglo XX, actualmente ha reducido bastante su peso en el PIB comarcal en favor del sector terciario. La industria que aún se encuentra activa en la región, se concentra en la parte intermedia de la comarca, básicamente en el cinturón que une Pedreguer, Gata de Gorgos, Teulada y Benisa, con el añadido de Pego -aunque en este caso sea básicamente industria agroalimentaria-. Aunque existen ejemplos de empresas grandes como Rolser, Supermercados masymas, Borrell, Paco Martinez, Garmol o Balearia, el tamaño empresarial que predomina –al igual que en el resto de sectores- es la micropyme y las empresas sin asalariados (autónomos).

Por último, el caso más preocupante es el del sector primario. La actividad de la agricultura en la Marina Alta ha ido disminuyendo progresivamente hasta encontrarse en la actualidad en un estado deprimido en áreas de la comarca donde tradicionalmente tenía mucho peso. Esta retirada progresiva de la actividad está íntimamente ligada a 5 factores: la poca innovación en los métodos de trabajo, el minifundismo, la falta de rentabilidad de los cultivos, el individualismo rural, y la falta de relevo generacional derivada de la despoblación del interior de la comarca anteriormente comentada.

Sin embargo, no todo es negativo, existen zonas como, por ejemplo, la de Xaló o Llíber, donde han sabido conservar y potenciar la actividad agrícola –vinícola, en este caso- y conjugarla con la actividad turística, dando como resultado una actividad económica diversificada y respetuosa con el medio ambiente. También cabe destacar algunos ejemplos de proyectos agroalimentarios actuales (Bio Moscatell, Pego Natura, Uvas Cabrera, Mercat de la Terra, BioXàbia, Bodegues Xaló, …) que, con innovación y calidad, están marcando el camino para revertir la actual situación de declive.

Pero no solo en el sector agroalimentario aparecen proyectos con la innovación como uno de sus pilares, también existen ejemplos de proyectos innovadores en otros sectores dentro de la comarca como en el hostelero (Nyam Casual SeaFood, L’Escoleta de Sagra, El baret de Miquel, Ciutat Creativa de la Gastronomia, …), en la industria (Rolser, Point, …) o en el comercio (Marinalia, Toy bags, Ale-hop, …). Sin embargo, estos casos no son abundantes en la comarca y la innovación es aún latente. Se requiere realizar esfuerzos en este sentido, con concienciación y formación tanto a nivel empresarial y directivo como en etapas formativas tempranas con el objetivo de desarrollar un sistema productivo adaptado y consecuente con la demanda actual.

Mención aparte también merece el grado de asociacionismo que existe en la actualidad en la Marina Alta. Si lo comparamos con otras comarcas de la Comunidad Valenciana, el índice y número de asociaciones en todos los ámbitos es muy notable, tanto a nivel local, con asociaciones de comerciantes, vecinales, festivas, …, como de ámbito supramunicipal. Entidades comarcales como CREAMA, CEDMA, MACMA, MASSMA, AEHTMA, MAE, Jovempa, por mencionar solo algunos ejemplos, tienen una actividad constante con incidencia en la comarca que ayudan a la cohesión social y territorial y a la dinamización de la zona.

Por tanto, y resumiendo, el sistema productivo actual se encuentra muy focalizado en la actividad turística, que, aunque con un modelo asentado y exitoso, requiere de una reestructuración enfocada a diversificar la oferta actual y desestacionalizar y segmentar la demanda turística. Por su parte, el sector agrícola precisa de una intervención urgente para revertir su tendencia negativa por medio de la innovación y el emprendimiento; mientras que en el sector industrial se debe impulsar estrategias que ayuden a que las empresas opten por realizar mayores esfuerzos en I+D.

En lo que respecta al ámbito laboral de la Marina Alta conviene realizar una serie de reflexiones que ayuden a entender la situación actual de la comarca en este plano.

Como hemos visto, el sistema productivo está marcado por una intensa actividad turística y hostelera, la cual actualmente está ofreciendo puestos de trabajo poco cualificados –camareros, ayudantes de cocina, servicios de limpieza, …-; si les sumamos los puestos de trabajo derivados del turismo residencial –servicios de mantenimiento de piscinas y jardines, fontaneros, electricistas, …- y del envejecimiento de la población –auxiliar de geriatría, servicios de asistencia, …- tenemos el grueso de oferta de empleo que existe en la comarca.

La mayoría de estos puestos no exigen una cualificación profesional alta, y las necesidades formativas se cubren con ciclos y/o cursos de formación profesional, impartidos por el CDT ubicado en Dénia -referente en cursos de formación profesional en hostelería- y los diferentes IES repartidos por la comarca. Se trata, en su mayoría, de puestos de trabajo temporales y precarios en los que la economía sumergida sigue muy presente, y donde la experiencia sigue pesando más que la formación especializada.

De todas formas, con los datos en la mano, la Marina Alta tiene una tasa de paro (20,9% (2016)) inferior a la de la media de la provincia de Alicante (23,4%) y a la autonómica (21,7%). Sin embargo, el porcentaje de ocupados con estudios superiores sobre el total de ocupados sólo alcanza el 28% (2011), por debajo del 31,4% de la media de la Comunidad Valenciana.

Aquí, resulta importante resaltar la fuga de talento que existe en la comarca. La gran mayoría de jóvenes con estudios superiores terminan abandonando la comarca en búsqueda de oportunidades laborales, ya que, en el territorio, la oferta de trabajo cualificado es muy escasa. Este es un efecto peligroso, ya que va ligado al fenómeno de despoblación, que ya hemos comentado, y a la pérdida de competitividad de las empresas locales.

Sin embargo, llama la atención que existan determinados puestos de trabajo que no pueden ser cubiertos con residentes en la comarca por falta de formación en ese campo, por ejemplo, empleos derivados del sector náutico (patrón, mecánico de barco, …), de la agricultura ecológica, del sector de las energías renovables, o del uso avanzado de las TIC.

En cuanto a la movilidad laboral, los puestos de trabajo se concentran en las franjas del litoral y pre-litoral, creando un efecto boomerang diario de capital humano entre el interior y dichas zonas. El perfil que tiene más dificultades a la hora de encontrar empleo sería mujer, mayor de 45 años y sin estudios; mientras que aquellas personas entre 25 y 35 años lo tendrían más fácil para acceder al mercado laboral, con independencia de género y nivel de estudios.

Como ya hemos comentado, la oferta en formación ocupacional en la comarca es amplia, entidades como Servef, CDT o Creama disponen de una oferta constante de cursos de formación orientada a la inserción laboral, tanto en formación profesional especializada (hostelería, jardinería, procesamiento de datos, manipulador de alimentos, plaguicidas, …) como en temas transversales (redes sociales, idiomas, ofimática, …). Sin embargo, se detecta un déficit de preparación en ciertos aspectos, como el idioma -para determinados puestos de trabajo ligados al turismo- o las NNTT.

También se detecta un GAP entre la formación impartida y las necesidades de las empresas. Se hace necesario consensuar entre todos los agentes implicados, un modelo de formación profesional realmente dual, donde la formación teórica en las aulas y la formación práctica en la empresa sean compatibles, complementarias, y estén más compensadas.

Por último, cabe resaltar el hecho que, aunque existen los recursos suficientes y las infraestructuras institucionales y sociales, el proceso de coordinación administrativa a la hora de consolidar un modelo turístico completo falla. Es importante considerar la capacidad de las nuevas formas de desarrollo del turismo como factor de reequilibrio territorial y de compensación entre el interior y la costa.

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